¿Por qué el dolor menstrual no es normal?
- presencia femina
- 10 abr
- 3 Min. de lectura
Nos han dicho tantas veces que es normal…Que ser mujer duele. Que la regla es castigo. Que hay que resistirla. Nos hicieron creer que el dolor menstrual es algo natural. Pero no lo es.
El dolor menstrual es una de las formas más silenciosas y extendidas de dominación sobre el cuerpo de la mujer. Y es hora de empezar a nombrarlo por lo que realmente es: un síntoma de desconexión, una consecuencia cultural.

Tu útero no está roto. Está ignorado.
La cultura patriarcal nos enseñó a habitar el cuerpo como si fuera un enemigo. A desconectarnos de nuestro centro erótico, vital y creativo: el útero.
La represión sistemática de la sexualidad femenina inmovilizó nuestro útero desde la infancia. Nos separaron de su placer, de su fuerza y de su sabiduría. Nos lo ocultaron bajo una capa de culpa, vergüenza y desinformación.
Y cuando un órgano tan esencial no es escuchado, grita a través del dolor.
“Los músculos que no se usan se atrofian… ¿qué pasa con un útero que nunca se movió libremente?”— Casilda Rodrigáñez
El dolor es una señal. No un defecto.
Desde el enfoque gestáltico holístico de la enfermedad, el dolor no es un error, sino un mensaje existencial.
El útero, como cualquier parte viva de ti, sufre cuando no es reconocido en su verdadera esencia.
“Nadie quiere estar donde no se le reconoce ni aceptan sus características esenciales. Así también tu útero.”— Adriana Schnake
Muchas veces, el dolor puede aparecer, cuando hay un conflicto entre lo que somos y lo que se espera que seamos. No porque estemos defectuosas, sino porque el sistema en el que crecimos está en guerra con nuestra ciclicidad.
¿Y si la medicina también se equivocó?
Durante siglos, la medicina occidental redujo el cuerpo a un mecanismo. El dolor se tapa con anestesia, y la menstruación con químicos. Pero… ¿quién escucha el sentido profundo de ese dolor?
La medicina patriarcal nació para domesticar el cuerpo femenino, para volverlo dócil, para borrar sus ritmos naturales y sustituirlos por productividad.
“La acumulación capitalista necesitó expropiar a las mujeres de su saber sobre el cuerpo y el ciclo… de allí la caza de brujas.”— Silvia Federici
El cuerpo que duele también puede sanar
Desde una nueva mirada —más ancestral, más sabia, más humana— sabemos que:
El cuerpo tiene memoria.
El placer es regulador natural.
La ciclicidad no es una debilidad, sino una brújula.
La salud no se encuentra en la represión, sino en la integración.
A través del trabajo con polaridades, del contacto consciente con el útero, de los diálogos gestálticos con los órganos y de una recuperación del conocimiento menstrual ancestral, es posible volver a confiar en el cuerpo.
Y cuando el cuerpo es escuchado, deja de necesitar gritar.
Si el dolor te habla… ¿qué está tratando de decirte?
Esta pregunta no busca culpables. Busca abrir un camino.
Un camino que nos devuelva la soberanía sobre nuestros cuerpos. Que nos recuerde lo que nuestras ancestras sabían: que menstruar no era sufrir, era un ritual de poder.
Que el cuerpo no está roto, está esperando que lo habites. Que tu útero no es tu enemigo, es tu guía.
Y si algo de esto resuena contigo, te invito a seguir explorando esta mirada.
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Porque mereces habitarte sin miedo, sin dolor y sin silencios. Y sobre todo, porque mereces saber la verdad sobre tu cuerpo.



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